Cómo fortalecer tu sistema inmunológico emocional
Fuente: https://www.womenshealthmag.com/es/salud-bienestar/a32361380/como-fortalecer-tu-sistema-inmunologico-emocional/
Además de aumentar las defensas de tu cuerpo, también puedes entrenar tu mente para ser más resistente emocionalmente
Desde que empezó la crisis del COVID-19 y se declaró el estado de alarma, me he preocupado mucho de estimular el sistema inmunológico: durmiendo mis ocho horas, comiendo verduras y fruta fresca, bebiendo mucho agua, ejercitándome con mi rutina de yoga y los Women's Health Live que nos ofrece esta santa casa. Me siento bien, físicamente, de hecho ayer salí a correr y, con la excepción de unas leves agujetas, me siento estupendamente y en plena forma física. Pero emocionalmente ya es otra historia. Como casi todo el mundo, ahora estoy al límite. Me he pasado la cuarentena agobiada por la ansiedad, la rabia o el hastío, según el día, o el momento. Y ahora, al salir un poco a la calle, casi es más doloroso. Encuentro una ciudad que no es la mía, con todas las tiendas cerradas, sin poder ni acercarme al gimnasio, con mi chiringuito favorito clausurado, corriendo por las aceras porque muchos parques están vallados. Se nota, además, el hastío generalizado, y está comprobado que los estados emocionales se contagian. Se debe a las neuronas espejo, que imitan y se apropian de las emociones ajenas. Por eso el grupo influye tanto sobre el individuo y por eso nuestra mejor defensa psicológica es tener un sistema inmunológico emocional en buen estado.
Para entender el sistema inmunológico emocional, pensemos en la forma en que el cuerpo humano responde a los gérmenes: un sistema inmunitario fuerte no solo te protege de los patógenos, sino que también es la forma en la que tu cuerpo sana cuando estás enfermo. Es esta segunda función la que se aplica aquí. El objetivo no es ser capaz de alejar la tristeza, el miedo o la soledad; eso es imposible. Pero tu sistema inmunológico emocional puede ayudarte a convivir con esos sentimientos y a lidiar con ellos cuando te desbordan.
De pronto caigo en la cuenta de todo lo que he hecho para reforzar las defensas de mi cuerpo contra los gérmenes, pero ¿hay alguna forma de aumentar las defensas emocionales contra la devastación del momento y lo que nos aguarda en el futuro?
Sí, según cuenta a la revista Forge David Palmiter, psicólogo y profesor de la Universidad de Marywood: "Cada uno de nosotros tiene un sistema inmunológico emocional, un conjunto de mecanismos psicológicos para mantenernos fuertes ante la adversidad. Y como tu sistema inmunológico físico, es algo que se puede fortalecer".
A estas alturas del confinamiento estamos agotados, y más si has sufrido un ERTE o simplemente te has quedado sin trabajo. O si, además de teletrabajar, llevas casi dos meses de maestra, limpiadora, cocinera y siendo el centro neurálgico de una familia que convive las 24 horas del día. Lo que vivimos va más allá de la "resiliencia", un concepto empleado en psicología que se refiere a la capacidad de superar la adversidad resultando después más fuertes, más sabios y mejores, y para eso necesitamos fortalecer el sistema inmunológico emocional.
Claves para reforzar tu sistema inmunológico emocional
Deja que las emociones sigan su curso
Antes que nada, ten en cuenta que el crecimiento emocional puede ser muy duro. Si alguna vez has estado en la cama, ardiendo de fiebre, sabes lo miserable que te sientes y que esa fiebre es parte esencial del proceso de sanación.
Lo mismo ocurre cuando estás emocionalmente agotado. Para superar una experiencia difícil, como es esta crisis, tienes que dejar que las emociones sigan su curso. Probablemente tener que hacer siempre de bisagra entre los miembros de tu familia y el tener que mantener una actitud positiva haga que te guardes para ti tu malestar. Suéltalo: llora, patalea, suelta tacos. Te va a sentar muy bien.
Date un tiempo de duelo
Parte de la resiliencia es el duelo por las cosas que has perdido. Di en voz alta lo injusto que es que hayas perdido tu trabajo o que no puedas ver a tus seres queridos. Admite lo agotador que resulta llevar dos meses haciendo malabares con el teletrabajo y el cuidado de los hijos. O estudiando desde casa y obligada a vivir con tus padres, sin ver a tus amigos. Date tiempo para procesar tus emociones, así estarás más preparada para la siguiente experiencia dolorosa, cuando llegue.
Aceptación mediante la observación
Para procesar las emociones hay que dejar que se vuelvan grandes y abrumadoras. Resulta tentador adormecer los sentimientos, ya sea con unas copas de vino o con una videoconferencia con tus amigas. Si tratas de ignorar las partes difíciles, sin duda las prolongarás. Lo que se recomienda es la "aceptación consciente", una estrategia que se ha demostrado en ensayos clínicos que reduce el estrés de forma eficaz y que se basa en identificar los pensamientos, sentimientos y experiencias que nos acontecen y asumir la realidad sin tratar de cambiarla. Si reconoces que estás enfadada –o triste, o asustada–, la próxima vez que que sientas esas emoción recordarás cómo lo superaste y te será más fácil. Tendrás las herramientas para hacerlo. Según Sandra Navó, psiconutricionista y coach de salud, "se trata de reconocer que una experiencia está ahí, en este momento, pero en lugar de permitir que se haga con el control de tu vida, has de observarla, de manera simple y compasiva, no tratar de juzgarla, atacarla, discutir con ella o desaprobar su validez. Cuando aceptas, observas la realidad y te abstienes de emitir opiniones o juicios de valor sobre lo que ves, oyes o piensas".
Aceptación pero no resignación
La aceptación no es resignación, porque resignarse es sentirse impotente ante una situación, teniendo la sensación de que no puedes hacer nada y de que eres víctima de esa situación. Resignarse solo provoca resentimiento y amargura: "Quiero que la realidad sea otra, pero no hago nada al respecto". Cuando aceptas una situación tal y como es, aunque no te guste, te permites buscar alternativas que sí que estén en tus manos.
Vivimos en una época de mucho estrés, así que los sentimientos de rabia, tristeza o hastío están más que justificados, ya sea por que estemos en medio de una pandemia global o simplemente porque te has levantado con el pie izquierdo, porque te has quedado sin trabajo, o por la pérdida de un ser querido. Pero no te rindas, acepta el mal día, o los malos tiempos, y date tiempo y busca alternativas viables. Esas son las herramientas adecuadas para salir de esta crisis, o de cualquier otra, más fuerte y resistente.
Comentarios
Publicar un comentario