Todo sobre las galletas 1.
Todo sobre las galletas 1.
La pasta azucarada representa el punto de partida obligado para la preparación de todo tipo de galletas caseras, aunque luego puede multiplicarse hasta el infinito con la simple variación de algunos ingredientes. Una vez aprendidos los secretos de la receta básica, bastara un mínimo de experiencia y fantasía para que cada cual pueda preparar con éxito "sus" galletas preferidas y sentirse orgulloso como las amas de casa de antaño, que de generación en generación se transmitían celosamente sus secretos.
La proporción ideal: 1-2-3.
La "formula mágica" de la masa azucarada en muy sencilla y se puede reducir a solo tres números: 1-2-3. Memorice esta fácil secuencia y no podrá equivocarse, ya que bastara que en la receta básica para la preparación de las galletas están previstos 100 g de azúcar, 200 g de mantequilla y 300 g de harina. Estas proporciones se establecieron cuando, en general, se consumía una cantidad de azúcar mayor respecto a los actuales hábitos alimentarios; en realidad, la dosis correspondiente puede disminuirse en función de los propios gustos, sin que ello influya en la calidad de la masa.
El segundo secreto de esta masa es la rapidez: cuanto más enérgicamente se mezclen los ingredientes, más fresca y crujientes saldrán las galletas. Por tanto, resulta muy útil el empleo del practico robot de cocina para preparar la masa. Acciónelo de forma intermitente durante poco mas de 1 min.
La mantequilla es la materia grasa más utilizada en pastelería y su presencia influye de forma determinante en el sabor y la consistencia de las galletas hechas en casa. Sin embargo, no faltan partidarios de la manteca de cerdo, que confiere una frescura particular a la masa, pero la hace más difícil de extender. Lo mejor es usar mantequilla y manteca de cerdo en partes iguales.
La justa cantidad de harina.
En función de un grado de humedad más o menos elevado, la harina puede amalgamarse con la mantequilla en cantidad variable. Por este motivo, algunas recetas sugieren incorporarla poco a poco hasta alcanzar una determinada consistencia de la masa. Hay que tener siempre en cuenta la cantidad de harina necesaria para la superficie de trabajo al extender la masa de las galletas con el rodillo.
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