La dieta que debes seguir para combatir de raíz la celulitis.
Tan solo unas pocas privilegiadas se libran de sufrirla. La realidad está en las estadísticas que reflejan, sin apenas margen de error, que afecta en mayor o menor medida al 90% de las mujeres sin distinción de su edad o estado físico. Hablamos de la tan temida celulitis o ‘piel de naranja’. Pero no hay que por qué resignarse. En la despensa y en el frigorífico de casa se pueden almacenar los alimentos que ayudan a combatirla. Siempre y cuando no nos olvidemos, además, de la necesidad de practicar ejercicio y abandonar el alcohol y el tabaco.
Para saber exactamente qué es la celulitis es necesario comprender su significado real. Como explica el doctor Pérez Luengo, cirujano plástico, reparador y estético, “el término celulitis realmente implica la inflamación de las células. Proviene de un término anatómico en desuso, el tejido celular subcutáneo, que hacía referencia al tejido graso que se acumula en nuestro cuerpo por debajo de la dermis y que constituye una gran parte de nuestras reservas grasas”.
Este especialista aclara que “cuando hablamos de celulitis, se tiende a pensar rápidamente en los depósitos excesivos de tejido adiposos en determinadas zonas que a su vez provocan un cambio en la piel, consistente en la aparición de pequeñas depresiones, a modo de hoyuelos distribuidos regularmente, que llegan a producir el aspecto clásico de 'empedrado'. La textura y el tacto de la zona afectada cambia y se vuelve menos elástica y distensible aumentando su sensibilidad, por lo que puede causar molestias al tacto. Si observamos al microscopio una muestra de tejido graso de esas zonas, veremos que la imagen no se corresponde a los hallazgos habituales de un proceso inflamatorio”.
Por este motivo, añade, el “término lipodistrofia sería el más adecuado para describir la alteración del tejido adiposo y la piel que lo cubre, caracterizado fundamentalmente por un aumento del contenido de tejido adiposo, retención de líquido intersticial y mayor fibrosis”.
Las mujeres pueden guardarse varios ases en la manga para tratar de prevenir o frenar la celulitis si fijan de forma adecuada su menú diario. Como explica José Ramón Llorente, naturópata y presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular y de Cofenat, “sin duda alguna la dieta es un factor determinante en su aparición. La constitución de la grasa femenina, la forma en la que se almacena y las hormonas juegan, evidentemente, un papel fundamental en esta situación, dado que ellas tienen una disposición especial y fisiológica a 'preservar' grasa. Lo determinante es que se realice una ingesta de la misma cuantitativa y cualitativamente equilibrada”.
Recuerda este experto que otro de los factores que reactivan la posibilidad de padecer la ‘maldita piel de naranja’ es “desde luego la retención de líquidos que viene dada por los cambios hormonales, la falta de actividad física o la mala alimentación. Su presencia hará que la celulitis empeore considerablemente. Por lo tanto, una buena estrategia contra ella se sustenta en atacar dicha retención”.
Una buena despensa anticelulítica
La lista de la compra de las mujeres que quieran plantarle cara a la temida celulitis no puede obviar incluir los alimentos que detalla el especialista Llorente y que deben ser consumidos de forma diaria:
- Alcachofas
- Puerros
- Cebolla
- Espárragos
- Ensaladas verdes
- Apio
- Acelgas
- Rábanos
- Endivias
- Té verde y rojo
- Frutas en general, pero sobre todo las que más agua aportan, como la sandía, y siempre alejadas de las principales comidas.
Fundamental, además, es desterrar de la dieta “el café, las carnes grasas, los embutidos, los azúcares y harinas refinadas, los alimentos precocinados, la comida ‘basura’, la bollería industrial, así como las bebidas edulcoradas y gasificadas”, apostilla el experto.
Agrega el doctor Pérez Luengo que "las dietas ricas en carbohidratos de rápida disponibilidad producen una tendencia al depósito de grasa que puede provocar la aparición de lipodistrofia en personas con predisposición".
También deberíamos tener en cuenta reducir la ingesta de los alimentos hiperproteicos que producen grandes descargas de insulina y que generan las condiciones idóneas para el depósito rápido de los excedentes calóricos en forma de grasa, sobre todo cuando se consumen bajo ‘menú’ típico de gran cantidad de carbohidratos: 'fish and chips' o 'entrecot, patatas fritas, bebida azucarada y postre dulce' son dos ejemplos que ilustran la realidad de una dieta poco saludable y, sobre todo, 'lipodistrofiante'.
Defiende José Ramón Llorente, que “en general es necesario comprender que nuestra salud depende directa e inexorablemente de nuestro estilo de vida y dentro de este, la alimentación es la piedra angular que nos permitirá asegurar una vida saludable. Sabemos también que, además, hay suplementos naturales que ayudan realmente a su prevención, pero como siempre, el uso de plantas y otros complementos no debe hacerse sin consultar a un profesional de la salud. En este sentido, hablamos de minerales como el cobre, el magnesio, el zinc. De vitaminas, sobre todo el grupo B y la C. Y de plantas como achicoria, diente de león, abedul, anís verde, cola de caballo, ortosifón, arenaria, gayuba, Camellia sinensis, Gymnema sylvestre, Coleus forskohlii, entre otras. Otros compuestos recomendables son:polifenoles de la manzana, cetonas de frambuesa, bioflavonoides o alga chlorella”.
El tejido adiposo subcutáneo está compartimentado “en dos capas separadas por una lámina fibrosa que cubre todo el cuerpo, la fascia superficial. Es una reminiscencia embriológica que en otros mamíferos está constituida por músculo (panniculus carnosum) que puede contraerse voluntariamente y que tiene diversas funciones en los animales (defensa contra insectos, generación de calor, etc.). En el humano solo quedan restos de esta estructura muscular en la cara (musculatura platismática del cuello y el cuero cabelludo) y en el músculo cremáster del escroto masculino. El depósito de grasa anómalo en el compartimento externo produce un aumento de la presión local y un aumento de la cantidad de líquido intersticial”, documenta el doctor Pérez Luengo.
¿Qué desencadena la piel de naranja?
La dermis cutánea, insiste el especialista, “posee un sistema de suspensión ligamentoso semielástico, consistente en fibras de colágeno y elastina que unen la dermis con la fascia superficial. El acortamiento relativo de estos anclajes, cuando el contenido del compartimento superficial aumenta, hace que se produzca tracción sobre la dermis y se formen los hoyuelos de la superficie. Si al aumento de volumen y peso le añadimos los fenómenos de laxitud cutánea habituales, el problema se incrementa. Por eso la mayoría de las 'pieles de naranja' no son visibles cuando estamos tumbados: la tracción que ejerce la piel sobre este sistema de suspensión se relaja y los hoyuelos desaparecen. Al ponernos de pie, toda nuestra cobertura cutánea vuelve a traccionar, tensando de nuevo las estructuras que producen los hoyuelos”.
Hay que señalar que es “difícil definir cuál es el factor desencadenante del proceso, pero no cabe duda de que se trata de un círculo vicioso en el que están implicados factores genéticos-hereditarios, hormonas, sexo, obesidad, sedentarismo y hábitos dietéticos”, informa el cirujano plástico.
Por este motivo, “aunque la celulitis no es exclusiva del sexo femenino, hay dos factores que hacen que las mujeres sean más propensas: la relación masa magra/tejido graso y la distribución del tejido adiposo corporal condicionado por el estatus hormonal femenino. La distribución grasa en ambos sexos es un signo sexual secundario, condicionado por la endocrinología. Las mujeres tienden a acumular grasa alrededor de la cintura pélvica, las regiones trocánteres y los muslos”, agrega.
Los hombres también la sufren (pero menos)
Un mito a desterrar es que los varones no la sufren. “Pueden tenerla, pero es mucho menos frecuente. Habitualmente, la grasa se acumula alrededor del abdomen y sobre todo y muy importante, en el interior de la cavidad abdominal. Solo algunos hombres con determinadas tipologías pueden desarrollar la lipodistrofia”, ilustra el cirujano Pérez Luengo.
Como siempre, la prevención es el ‘camino de Santiago’ a seguir, “sabiendo que el sedentarismo y los vicios dietéticos aumentarán nuestra predisposición a la lipodistrofia. Pero cuando el problema se ha instaurado, aparte de las recomendaciones previas, las personas afectadas pueden optar por varias posibilidades de tratamiento”, aclara el cirujano de Madrid.
Diversas opciones terapéuticas
- Liposucción: las diferentes técnicas (tumescente, ultrasónica, láser...) vacían parcialmente el compartimento profundo del depósito graso, por lo que la calidad de la piel en superficie no cambiará. Se pueden obtener algunas mejorías indirectas en la superficie cuando se disminuye la presión dentro de los tejidos, pero hay que tener en cuenta que esta opción es solo una técnica de reducción de volumen y modelación. Existe, además, la llamada liposucción superficial que trata el compartimento externo del tejido graso, con la finalidad de liberar las adherencias que producen los hoyuelos. Tiene unas indicaciones muy limitadas y su uso es controvertido.
- Mesoterapia: sus posibles efectos favorables no compensan la posibilidad de un elevado número de efectos adversos descritos. De hecho, en algunos países se ha prohibido su uso.
- LPG: las técnicas de vacío y expresión con rodillos han demostrado su eficacia como sistema de mantenimiento temporal. Es decir, mejora el aspecto de la piel mientras se aplica regularmente. Una vez que se abandona el tratamiento, la dermis vuelve a su aspecto original.
- Presoterapia y masaje: pueden aportar mejoría en algunas zonas, sobre todo si ha habido un tratamiento quirúrgico previo.
- Otras terapias disponibles, como radiofrecuencia, lipolisis ultrasónica externa, etc, puede que lleguen a demostrar su utilidad cuando se realice el estudio retrospectivo adecuado de la experiencia actual que se está acumulando.
- Anhelan las mujeres que la ciencia encuentre el Santo Grial contra la celulitis. Pero lo cierto es que “la industria farmacéutica no ha encontrado nada aún que la combata. Posiblemente porque no se trata de una enfermedad, sino de un estatus del tejido adiposo cercano a normalidad y que es difícilmente reversible”, insiste el cirujano plástico reparador y estético.
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